El 5 de febrero es memoria obligatoria de Santa Agueda, mártir.
Padeció el martirio entre los años 249 y 251, durante la persecución romana decretada por Decio. Su nombre está introducido en el canon romano (Plegaria Eucarística I).
Esta joven nacida en Catania (Sicilia) tenía todo lo que humanamente se puede desear: una belleza extraordinaria, un hogar fraterno y situado económicamente. Pero en su corazón desde muy niña se había consagrado a Cristo como su esposa. Por eso ante las intenciones de un senador imperial de casarse con ella, rechazó las mismas porque su corazón era por completo del Salvador.
El pretendiente la entregó en manos de una mujer llamada Afrodisia para que intentara convencerla de que viviendo mundanamente sería más feliz. Tras el vano intento, pasó a ordenar su tortura hiriendo sus senos que milagrosamente fueron curados por una aparición de San Pedro.
Resuelto en su soberbia insistencia, el senador la mandó lanzar a carbones encendidos.
En algunos lugares de Sicilia, el pan y el agua se bendicen especialmente cada 5 de febrero, en honor de esta mártir.
Santa Agueda, mártir fidelísima de tu esposo Jesucristo, intercede por nosotros.
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